64 años de nuestra universidad católica de Temuco, años al servicio de la región y de Chile. Y al comenzar este aniversario la comunidad universitaria se pone en la presencia de Dios, para agradecerle por el tiempo transcurrido, por la dedicación de tantos hombres y mujeres, estudiantes, docentes, administrativos y tantos colaboradores, que han compartido la vida y la misión de nuestra universidad; para agradecer por los tantos buenos frutos, por las oportunidades para tantos jóvenes, por los aprendizajes, por las iniciativas que hacen miran al futuro con esperanza.
Una universidad católica encuentra como fuente constante de motivación y de inspiración, tanto en su origen como en su vida y en su quehacer a lo largo de los años, el mensaje de Jesucristo nuestro Señor. Es Él quien nos hace parte de su vida, al hacerse uno con nosotros en María, para que tengamos vida en abundancia, con dignidad (cfr. Jn 10, 10); es Él quien nos invita a buscar y a conocer la verdad, y para ello nos ofrece el don del Espíritu Santo (cfr. Jn 8, 31; 16, 13 – 15); es Él quien nos enseña que todos
somos hermanos y que debemos tratarnos como tales (cfr. Mt 23, 8 – 12); es Él quien nos enseña a servir a los demás, movidos por el amor, como condición para la vida eterna (cfr. Mt 25,31 -46); es Él quien nos enseña que son bienaventurados los que trabajan por la justicia y la paz (cfr. Mt. 5, 6 y 9). La universidad católica puede contribuir activamente, mediante el servicio a la vida, el servicio a la verdad, el servicio al encuentro y a la fraternidad, el servicio a la solidaridad, el servicio a la justicia y a la paz, a que nuestro mundo, nuestra sociedad y nuestra cultura sean más profundamente humanas.
(…) Hoy recordamos y celebramos la Natividad de la Santísima Virgen María, a través de quien llega al mundo el Salvador, haciéndose el «Dios con-nosotros». El Evangelio al expresar la certeza de que Jesús, el hijo de María, es descendiente de David nos recuerda algo tan propio y distintivo de nuestra fe cristiana: Dios ha llevado adelante la historia de la salvación «enredándose» con la historia de un Pueblo, que lo hace suyo: su Pueblo. Entonces la expresión «Dios-con-nosotros se hace más clara y potente. ÉL se hace parte de nuestra historia, de las personas concretas, en los hechos. Hace su paso salvador en el tiempo y en la casa de los hombres y mujeres. Así, también es el <<Dios con nosotros>>, en el hoy y en el aquí de nuestra historia, y su paso salvador lo hace con nosotros, por nosotros y por todos. (Para que tengamos vida, para vivamos en verdad, en justicia y en paz, en fraternidad, en amor.) Cuando no dejamos entrar a dios en nuestra vida o nos alejamos de Él, entonces podemos perdernos dramáticamente. La UCT echa sus raíces y da cuenta, de una u otra manera, de ese núcleo que le da su sello identitario.
La Universidad, centro del pensamiento, de la investigación y todo su quehacer, se sitúa en el corazón de la sociedad de la que es parte, y así participa también de su destino. La sintonía con el espíritu de un pueblo puede ayudar a la universidad a que su trabajo productivo sea de excelencia y de servicio y puede ser una fuerza constante de renovación. Chile pasa por una etapa delicada de su historia en muchos aspectos: el cambio climático con insospechadas consecuencias; una transformación cultural que a veces desestabiliza y paraliza a la familia y a la sociedad; una verdadera situación de inseguridad que da la impresión es muy difícil de controlar; 50 años del Golpe de Estado, que deja en evidencia una vez más la persistente fractura que nos sigue dividiendo a los chilenos, pero que al mismo tiempo hace más nítida la urgencia de buscar y dar pasos hacia mayores niveles de unidad; un proceso constituyente que no se sabe cómo va a terminar, entre otros. Nuestra región, además, es escenario de muchos y urgentes desafíos, con el tema mapuches en el corazón. Pero todo, también, podría ser una gran oportunidad para enfrentar los grandes desafíos, muchos de los cuales han sido postergados.
Aquí y ahora la universidad esta llamada a preguntarse si está, con el potencial que tiene, y por el cual damos gracias, en sintonía con el sentir de lo que pasa en el mundo del cual es parte, especialmente en la región, para seguir sirviendo, como expresión de su misión como universidad y universidad católica en particular.
María nos enseñe la disponibilidad y el servicio para hacer más presente el reino de Dios.
Felicidades y que Dios bendiga a nuestra Universidad.
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