Estudiantes de la Pastoral UCT vivieron Ejercicios Espirituales

Del 3 al 5 de noviembre, Noelia Mella de la carrera Contador Auditor, Evelyn Diaz y Karina Muñoz de la carrera de Psicología, Pamela Marihual y Bárbara Olave de la carrera de Medicina Veterinaria, tuvieron la posibilidad de vivir una jornada de Ejercicios Espirituales en la casa de retiro La Fuente, Kawelluko, Pucón. La jornada estuvo liderada por dos religiosos del área de Juventudes y Vocaciones de la Compañía de Jesús, y permitió a las estudiantes descubrir la presencia de Dios y renovarse interiormente. 

“Los Ejercicios Espirituales son un espacio que busca facilitar, a quien se dispone, a mirar la propia vida a la luz de la vida de Jesús. En lenguaje ignaciano, mediante la oración y el silencio, “poner a la creatura delante del creador”. Bajo este prisma, ofrecemos la posibilidad en distintas ciudades de tener un lugar propicio para que distintos jóvenes puedan profundizar en las dinámicas de la vida personal y, principalmente, ver las grandes invitaciones que Jesús nos hace a caminar con él.” 

Respecto de esta importante  experiencia de oración, Diego Salinas, de la Compañía de Jesús, nos da su opinión acerca de este encuentro:

“La experiencia de dar y acompañar los ejercicios espirituales, siempre es un regalo mediante el cual Jesús toca el corazón del ejercitante y permite al acompañante ser testigo de ese paso.

En este caso, las cinco chicas que se animaron a participar pudieron darse el espacio para detener la marcha y mirar con transparencia y humildad el camino transitado hasta ahora.

Tras la cosecha de los ejercicios, todas pudieron reconocer lo vivido como un espacio necesario en la profundización de la vida espiritual, el cual quisieran cultivar y vivir año a año.

A modo personal, reconozco la enorme gracia de ser testigo del paso de Dios por las vidas de las personas que se disponen a mirar a Jesús de cerca y que, con mucha generosidad, lo ponen de manifiesto para dejarse acompañar. 

Por otro lado, expresó su agradecimiento Ana Bárbara Valdés Meza, estudiante de Medicina veterinaria: Fue una experiencia super enriquecedora, creo que de forma personal y a nivel de quienes me rodean al contarles lo maravilloso que experimenté, pude transmitir en cierto modo la alegría con la que terminé los ejercicios y los invita a atreverse a no tener miedo de conversar con Dios para fortalecer ese lazo que muchas veces se deja de lado por el día a día en que nos sumergimos.

Al comienzo sentí algo de miedo al estar en total silencio, creí que no podría soportarlo bien y que la pasaría malito, pero luego de las primeras horas siento que ya lo había asimilado como que realmente era fundamental si quería entregarme a la experiencia y fue grandioso poder oír por completo mis pensamientos sin interrupción.  

Así como oír el entorno tan natural y poder crear una fluidez conmigo misma, con la oración y la parte importante de entablar una conversación con Jesús y Dios.

Por un momento imaginando a Jesus tuve la imagen de mi mamá ya fallecida frente a mi, me hizo llorar muchísimo la forma en que sentía que estaba hablando con ella, me sentí vulnerable a lo que Dios quería que viera y simplemente me deje llevar y pude exponer todo lo que sentía, el porqué de algunas situaciones y lo que deseaba con mi corazón de saber, el porque finalmente llegué a los ejercicios a ese lugar y no tome la decisión de quedarme estudiando en casa.

Siento que el domingo obtuve esa respuesta, con los ejercicios Jesús iba dando pistas de porque he atravesado circunstancias en mi vida tan difíciles y sigo creyendo fielmente en él y colaborando al bienestar del resto, y es porque estoy aqui para procurar amor, bondad y empatía en quienes lo necesitan, seres humanos y seres no humanos que también son importantes en la creación de Dios y que debemos preservar como parte de su amor por nosotros con respeto.

La compañía de Diego y Jaime fue una parte importante para desarrollar los ejercicios de forma óptima sin perdernos en el camino, fue de mis partes preferidas mantener esas conversaciones, así como utilizar el cuaderno para registrar cada oración con la experiencia, ya que la memoria es frágil! Desde ahora espero mantener esta escritura, para pedir perdón, agradecer y pedir una gracia a Jesucristo.

Espero poder repetir la experiencia el siguiente año y tener una conexión aún mayor en la oración, estoy super agradecida de la instancia que me permitió revivir mis rezos con muchas ganas y confianza.

Agradecemos a Diego Salinas y Jaime Teuquil, de la Compañía de Jesús, por la posibilidad de desarrollar estos Ejercicios Espirituales para estudiantes de nuestra Universidad, los cuales esperamos volver a realizar para que otros estudiantes también puedan vivirlos.

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